martes, 26 de marzo de 2013

Notas antigüas desde el lejano oriente...



El dulcémele o dulcimer (del latín dulcis, dulce y el griego mélos, melodía) es un instrumento de cuerda percutida. Pertenece a la familia del salterio por su conformación dinámica. Está compuesto de varias cuerdas de alambre dispuestas en grupos de dos a cinco por nota y distribuidas a lo largo de una caja de resonancia plana y con forma trapezoidal. Las cuerdas pasan sobre puentes que se encuentran acoplados a la caja armónica. Cada cuerda está equipada con una sordina controlada por un pedal.El sonido resulta al ser golpeadas por unos martillos ligeros que producen un sonido vibrante, seco y metálico. Existen variantes de disposición de escalas cromáticas y no cromáticas. Es un antecesor del piano, aunque no posee teclas, y tiene su origen en Oriente Próximo, probablemente como el santur persa. En España fue conocido en el siglo XII y hacia 1800 había llegado a China, donde se lo llamó yangqin (cítara extranjera). Este instrumento se encuentra en la música folclórica de toda Europa; como ejemplo sirven el hackbrett suizo, el cimbal checo y el santuori griego. A finales del siglo XIX, el dulcémele húngaro, el címbalo o cimbalom con mazos, dio lugar a un elaborado instrumento, totalmente cromático, con cuatro patas y un pedal de sordina como el piano. Se utiliza en la ópera de 1926 "Háry János", del compositor húngaro Zoltán Kodály y en el dúo para cuerdas con piano del compositor contemporáneo Nicholas Ruaimi.

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